Thursday, July 07, 2005

O espaço íntimo

Velazquez, Venus

Mais um texto do escritor espanhol Antonio Muñoz Molina (já leram dele o que fala de Hopper, Janelas de Manhattan?) que é o meu próximo entrevistado no Milênio, e deve ir ao ar segunda que vem ou na próxima na Globo News. A entrevista trata do tema do exílio na literatura e na sociedade contemporânea. Este texto, que fala da sensação de entrar no espaço íntimo de um artista, está num ensaio sobre o escritor uruguaio Juan Carlos Onetti, no livro Pura Alegría:

Juan Carlos Onetti

Hay escritores a los que uno admira como se admira un edificio o una estatua, con reverencia, pero sin intimidad: son los escritores que parecen dirigirse a nosostros en público, como si formáramos parte de la multitud que los escucha de um modo no muy distinto a como puede escucharse a un divo de la ópera. Con Onetti ocurre lo contrario: no es sólo que al leerlo tendamos a pensar que esas palabras están escritas únicamente para nosotros, es que sentimos que estamos asistiendo, con impudor, por milagro, a una narración que existiría igual si no la conociera o escuchara nadie.
Intuiciones parecidas pueden encontrarse en la pintura o en la musica: hay canciones, y sinfonías, y cuadros, que se exhiben enfáticamente delante del espectador, que lo halagan, que aspiran descaradamente a seducirlo, a maravillarlo o abrumarlo. Los retratos de Van Dyck, por exemplo, o ciertos sinfonismos montañosos del siglo XIX.

Van Dyk, Frans Sniders

Los reyes y aristócratas ingleses a los que retrataba Van Dyck nos miran desde arriba, desde su jerarquía absoluta, desde su desprecio: cuando es Velázquez quien pinta, un rey que es el dueño del mundo está tan solo y es tan vulnerable o tan digno como un pordiosero o un bufón.

Velazquez, Felipe IV

Velázquez es grande porque respeta y sugiere el secreto humano de sus personajes: nos miran y parece que se están mirando en un espejo, de esa manera en la que uno mira cuando sabe que está solo.

Velazquez, Sebastian de Morra

En la música de Fauré, en las Variaciones Goldberg, en los solos de piano de Bill Evans, en la voz de Bessie Smith o de Dinah Washington, nos parece que estamos sorprendiendo un milagro que no precisaba de nosotros ni de ningún testigo para existir. Esas formas supremas del arte crean a su alrededor como un espacio íntimo, como una campana de cristal en la que es preciso encerrarse a solas para comprenderlas: delimitan el espacio y el tiempo alrededor de ellas mismas.

Velazquez, Baco

Você ouve: de Bach, Variações Goldberg, Keith Jarret; Bill Evans, Alice in Wonderland; Bessie Smith, Summertime; Dinah Washington, T'aint nobody's bizness if I do.

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